lunes, 9 de diciembre de 2013

Los fachos de la red

Desde 2008, cuando se desató el conflicto entre el gobierno y las entidades gremiales del "campo", las redes sociales alcanzaron una centralidad que ya no abandonarían. De hecho, fueron la principal herramienta utilizada para convocar a la marcha de protesta contra el gobierno nacional el 13 de septiembre de 2012 e incitaron al kirchnerismo a propiciar brigadas de internautas que se batían a duelo en el ciberespacio. Las web de los medios de comunicación se convirtieron en cajas de resonancia de la discusión política, pero también de los insultos y de los agravios. La peor versión de la lucha política se dasarrolló desde las computadoras. El anonimato facilita el lanzamiento de injurias.
En plena pelea por la aplicación de la resolución 125 me planteé algunos interrogantes sobre los emisores de esos mensajes cargados de ira: ¿son tantos como parecen? ¿Son gente común que va al trabajo, hace el amor, ayuda a sus hijos con las tareas escolares y antes de acostarse dedican unos minutos a internet? ¿Son todos como esos jóvenes musculosos que levantan el brazo derecho en los actos organizados por Cecilia Pando? ¿O se trata de ciudadanos honestos que pagan sus impuestos y escriben comentarios en la páginas virtuales de los medios como su mejor manera de participar en política? ¿Estaban desde antes o aparecieron todos después de la disputa entre el gobierno y las entidades del "campo"? ¿Por qué, si nosotros tenemos tantas dudas, ellos exhiben certezas? Son los fachos de la red, los titanes de internet, los justicieros.
Cuando se enojan -y todo el tiempo se enojan-, son incansables, hirientes, jodidos. Además, aunque suenen confusos o demuestren manifiestos problemas de expresión, están convencidos. Están muy convencidos, y eso es lo importante. Desde esa convicción de hierro insultan, amenazan y prometen todo tipo de represalias contra el autor de la nota que los ha enardecido o contra otros comentaristas. Dicen, por ejemplo, que mas temprano que tarde -perdón Salvador Allende- harán tronar el escarmiento. Son duros. Adoran las chicanas. Evitan discutir argumentos. Se ocultan en el anonimato que permite la horizontalidad de la web -una de las grandes virtudes de internet, por cierto-, y desde las sombras disparan contra el traidor, el débil, el vendepatria. De esa manera hacen justicia virtual. Transforman sus teclados en espadas vengadoras. Disparan comentarios como misiles.
Parados sobre sus banquitos invisibles levantan los dedos acusadores. Dan lecciones de periodismo, historia y alta política. Se ubican a la izquierda o a la derecha de la pantalla. Depende del día, depende del tema. Cada tanto exigen indignados: "¿Por qué no hablan mas de inseguridad?". "Nos están matando a todos", advierten citando números y encuestas. Siempre tienen razón. Quién no piense como ellos está equivocado. Quién no acuerde con su opiniones es el enemigo, o un escriba pagado por el gobierno o un mercenario bancado por la oposición y las multinacionales, un agente de la patria mediática, un miembro de la sinarquía internacional o un comunista solapado. Depende del tema, depende del día. Como decía mi abuela: cree el ladrón que todos son de su condición.
Eso sí, no admiten medias tintas. quieren que todos se definan. Es blanco o es negro. En realidad quieren mas blanco que negro. Se indignan por el hambre pero abominan de los hambrientos. Se conmueven de la desigualdad pero repudian los métodos de reclamo popular. Creen que todo aporte del Estado a los sectores carecientes es como darles margaritas a los chanchos. Afirman que todo dirigente social está comprado. Que todos los empleados públicos son vagos. Gozan con la división. Creen que estamos en guerra y que es necesario elegir bando. No rescatan a nadie. Ven en cada error una conspiración.
Forman una rara legión imposible de clasificar por sus ideas. Hay kirchneristas doloridos y antikirchneristas virulentos. Hay gorilas de todo pelaje y peronistas de cualquier sector. Hay liberales y golpistas. Todos unidos por la intolerancia. Algunos hasta se animan a levantar las banderas del racismo. Participan de una suerte de vale todo verbal.
Algunos temas los ponen especialmente locos: las notas sobre condenas a represores -sugiero repasar los comentarios que suscitaron en la web por el traslado de Jorge Rafael Videla a una cárcel común-; la defensa de la programación familiar o el debate sobre la despenalización del aborto. Una nueva ley sobre la regulación del consumo de drogas despierta un tsunami de comentarios rabiosos e ignorantes. El aumento de la Asignación Universal por Hijo es un "subsidio para coger". El ranking sigue con los insultos a la presidenta, las puteadas a los periodistas "de la Corpo", los despistes de los piqueteros, los aciertos de los K, los enchastres de los K.
Son los fachos de la red. Los titanes de internet, los que garantizan ciento por ciento luchas debajo de cada nota.
Conviene no hacerlos enojar.

lunes, 8 de julio de 2013

¿ ?

A menudo me pasa que pienso en este blog como una parte de mí... Tal vez suene como una exageración (tal vez lo sea), pero siento este blog, este "El último disparate", realmente como una parte de mí... Cuando abrí este blog, lo hice casi por necesidad, porque tenía muchas cosas para decir. Después lo cerré, después lo volví a abrir, y así fue mutando sus formas según mis diferentes estado de ánimo.
Me sirvió como herramienta de comunicación y de desahogo. Será por eso entonces que lo siento de esa forma, como una parte de mí.
Me sirvió, me fue muy útil.
Y hace mucho que me siento casi en la obligación de publicar algo, lo que sea, pero algo ¡¿cómo puede ser que haga casi un año que no publico nada?!
La cuestión es que últimamente no se me ocurre nada para publicar. Lisa y llanamente. Nada. No es que haya abandonado mi querido Último Disparate, o que lo haya dejado de querer. Es simplemente que ya no estoy desesperado por decir esas cosas, por gritar eso que tanto necesitaba gritar. Y esa falta de necesidad hace que no se me ocurra nada...
Si todavía queda algún eventual lector, espero que no se sienta decepcionado.